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La videoteca “Liberarte” fue cedida a la UNSAM: “Queremos atravesar todo nuestro catálogo con la mirada de la Universidad”

A partir de un convenio con sus creadores y dueños, el acervo del legendario espacio de la Avenida Corrientes estará en la Universidad para ser exhibido y consultado. Son más de 9700 películas y forman una de las colecciones más grandes pertenecientes a una universidad de habla hispana.

La videoteca Liberarte supo ser, durante sus 27 años de existencia sobre la Avenida Corrientes, un punto de referencia para amantes y trabajadores del cine por igual. Con un comienzo ligado a la política, se expandió gracias a pedidos de sus clientes hasta acopiar un acervo de entre 11 y 15 mil películas. Tras el cierre del espacio, en busca de darle una finalidad y un cuidado diferente a su colección, sus dueños Felipe Bonacina y Ricardo Richter decidieron cederla a la UNSAM. Son 9700 filmes –entre documentales, ficción y una variedad de material que incluye clásicos y joyas del cine universal- que estarán disponibles para consulta, formación profesional y difusión a través de ciclos.

“Mucho de lo que aprendimos en la vida lo aprendimos, no por mirar películas, sino por hablar de películas” coinciden Bonacina y Richter, quienes a partir de ahora seguirán administrando su colección en la UNSAM. Y la primera iniciativa de esta nueva etapa es la organización de un Ciclo de Cine anual, de acceso público y gratuito, organizado por temáticas mensuales e invitados especiales: el primero e inaugural, que se lleva a cabo los cuatro jueves de abril es sobre Erotismo y contará con la presencia de la secretaria de Coordinación Ejecutiva del IIPC-TAREA Laura Malosetti Costa y el editor y escritor Luis Chitarroni, entre otros.

 

-¿Por qué cerró la videoteca Liberarte?

FB: Después de 27 años de funcionamiento, la videoteca cerró por varios motivos. El mercado de material audiovisual cambió muchísimo, ahora las películas se ven por Internet o se compran en copias callejeras muy baratas y, a pesar de que habíamos podido subsistir mucho tiempo gracias a la especialización que habíamos tenido en nuestro material; el bajo rendimiento, los elevados costos de mantener un lugar de ese tipo y sobre todo el desgaste natural de una actividad de tantos años llevaron a su cierre.

-En sus años de funcionamiento la videoteca se constituyó como una institución.

FB: Esa fue una consagración que se dio a través del público.

RR: Para la gente fue todo un hit. Todo el complejo, incluyendo la librería, el teatro y la videoteca. Era como un centro cultural, aunque en su interior funcionaran empresas comerciales. Abrió con la vuelta de la democracia y ofreció cosas que hasta ese momento no se habían podido ver. El videoclub comenzó con una impronta política y creo que esto le dio su particularidad.

FB: Tuvo un rol muy importante en esa época. Si uno revisa las primeras 50 películas del catálogo, se va a encontrar con documentales chilenos que se realizaron cuando Chile todavía estaba en dictadura. Películas de Centroamérica, Cuba, Panamá… y tal vez esa era la única forma de aprender y conocer ciertas cosas. Antes de Internet, cuando todavía había sólo cuatro canales de aire, la videoteca cumplió una importante función periodística, de difusión.

-Parecería que fue algo casi orgánico: nació, creció, se desarrolló y… ¿Murió?

RR: Yo diría que murió una forma de ir a consultar material, lo que no murió es la necesidad de ver ese material.

FB: Cuando salió la noticia del cierre mucha gente nos dio su pésame, pero otros también nos felicitaron por haber completado una etapa. Yo creo que nosotros supimos estar a la altura de la demanda porque siempre escuchamos mucho lo que la gente quería. Yo siempre digo que no hay nadie que sepa tanto como para armar una colección universal de cine. El gran mérito nuestro fue estar atentos a lo que la gente nos recomendaba, nos pedía. Si alguna vez has ido a un festival de cine habrás visto como se habla, ve y respira cine durante todo el tiempo que dura. Esto fue un festival que duró 27 años.

AFICHE-CICLO-CINE

-Vivir eso debe haber sido algo muy especial.

FB: El valor de la videoteca fue ser un lugar de intercambio, podría haber sido música, libros, cualquier cosa.

RR: El complejo ayudaba mucho. Quizás estabas en la videoteca y veías pasar actores desnudos que estaban cambiando de escena en el teatro. Venían actores consagrados a buscar películas y para nosotros no era ninguna novedad, ¡si trabajábamos con ellos!

FB: Un chico que quería entrar a la escuela de cine venía a buscar películas y de pronto, diez años después, estrenaba una película en Cannes. Un día aparecía con su afiche y nos decía: ésta es mi primera película, quiero poner el afiche acá en Liberarte porque yo me formé acá, y nos regalaba la copia de su película porque quería que estuviera ahí. Haber formado parte de eso, haber colaborado con esa generación de gente que vio cine, para nosotros es la misión cumplida. Por eso no hubo tristeza cuando nos fuimos.

-Arrancan con un ciclo de cine…

FB: Sí, en abril tenemos cuatro películas de cine erótico. La idea es hacer un cineclub que se componga de varios ciclos. Elegimos éste como el primero por el estreno de 50 Sombras de Grey y las inquietudes que generó en la gente que fue a ver esa película. Se han elegido cuatro películas mezclando épocas, directores y estilos. Y así vamos a hacer muchos.

-¿Cuál es el objetivo de armar un ciclo?

FB: El objetivo de un ciclo es promover películas, es tirar de la punta del ovillo, que en este caso fue 50 Sombras de Grey, para traer otros filmes que quizás no están a tan disponibles y nunca llegarían a ser vistas si no es por una recomendación. A veces en un ciclo la gente no va a ver la película pero se entera de su existencia y la busca por otro lado. Ahí también se cumple el objetivo.

También lo lindo es cuando uno puede armar una charla interesante con el público que la vio. A nosotros nos gusta armar ciclos, no sobre cine, sino sobre algo alrededor del cine. Esos son los ciclos que te convocan gente diferente para que empiecen a aparecer los matices, los intercambios. A veces el Cine Arte es muy endogámico. Termina en el mundo del cine, entre nosotros. Yo creo que lo interesante es recuperar la experiencia colectiva del cine

-¿Por qué la UNSAM?

FB: La propuesta de la UNSAM nos pareció muy decidida y sobre todo comprendía que nosotros no queríamos copiar y pegar la videoteca. Si nosotros trasladábamos todo nuestro material y nuestro conocimiento a una universidad no era para armar otro videoclub sino para otro tipo de proyectos.

-¿Qué nuevas posibilidades abre?

FB: Poder potenciar ese material. Ricardo y yo hemos tenido muchos proyectos a lo largo del tiempo, él desde su interés más técnico del oficio y yo desde un lugar más “cultural”. A mí me interesa todo el tema de la difusión, de armar ciclos, conseguir material nuevo. Atravesar todo nuestro catálogo con la mirada de la Universidad y así agrandarlo. Siempre tuvimos la ilusión de que nuestro catálogo podía ser curado de una manera distinta, no sólo desde lo cinematográfico, eso ya lo hicimos nosotros. Ahora necesitamos que los científicos, los historiadores y otros académicos le den un valor nuevo. Ir a buscar a las películas aquello que necesiten desde su lugar en la academia.

RR: Y ahí aparece el tema del recurso humano que podés formar, porque aquellos que vayan a buscar la información tienen que prepararse, aprender a catalogar. La idea es también restaurar, conseguir pasar del analógico al digital y luego restaurar lo que haga falta. Entonces en el marco de la Universidad podemos formar ese recurso humano para que trabaje dentro y fuera de sus muros.

FB: Al armar un centro de la imagen, nosotros también vamos a estar en condiciones de acopiar otro tipo de material que no sea ficción, documentos filmados. Hay algo interesante que tenemos que estudiar nosotros, como recién llegados, y es el Partido de San Martín. Un memorial de imágenes de San Martín es un tema pendiente. En sí la idea es tener todo ese material para que los alumnos puedan consultar. Partimos de una colección de entre 11.000 y 15.000 películas. Descontando las que no están catalogadas, a la UNSAM entraron 9700. Según una pequeña investigación de Ricardo, eso nos convertiría en la universidad de habla hispana con la colección más grande. Nosotros traemos años de trabajo, años de experiencia, una pasión por el cine y un montón de proyectos.

 

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Nota actualizada el 10 de abril de 2015

Un comentario

  1. Alejandra dice:

    Que tal, quisiera obtener más información sobre este proyecto ya que estoy interesada en hacer una tesis sobre las nuevas formas del cine y la recuperación de películas argentinas.

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